Criminalidad y cobardía*
Abel Posse
Para LA NACION
El ventarrón de criminalidad no cesa. El Gobierno tiene un Indec especializado en demostrar que no aumenta y que más bien está muy por debajo de otros países. Un ministro con inclinación verbosa y metafísica le dijo a la gente que padecíamos una sensación.
Lo cierto es que es el episodio que más nos angustia en este mar de frustraciones.
Los Kirchner hurtaron el tema, desde Cromagnon en adelante. Se deslizaron con indiferencia y prohijaron el vandalismo piquetero, el desborde lumpen, la indisciplina juvenil. Entregaron la calle. Pero ya con el enfrentamiento en la Panamericana por el tema de Kraft, las cosas cambiaron. Ahora, en las protestas vecinales reiteradas ellos están presentes en los insultos.
Los Kirchner lograron demoler el básico esquema constitucional de orden público y de ejercicio de la fuerza exclusiva del Estado para cumplir con la misión esencial de reprimir (que, según la Real Academia, significa "contener, refrenar, templar o moderar".)
Reprimir es obligación del Estado en cuanto "contención en acto del delito inminente". Se enfrenta al delincuente para garantizar la vida del ciudadano con sus libertades (la de circular libremente, por ejemplo) y sus bienes.
Entró, se filtró, o lograron infectar con un virus ideológico la garantía elemental de seguridad. Impusieron la visión trotskoleninista de demoler las instituciones militares y la policía, como vengándose de los años setenta, cuando una minoría se alzó contra el Estado para imponer una revolución socialguevarista, ajena y aislada ante la inmensa mayoría, empezando por el mismo Perón, los sindicatos y los partidos tradicio

*La negrita es nuestra